Investigaciones efectuadas en Alemania han concluido que cuando el objetivo es perder grasa hay una gran diferencia en el orden del entreno.
Se produce un ahorro de grasa por parte de la musculatura (empleando prioritariamente carbohidratos) cuando el entreno empieza por la fuerza para proseguir posteriormente a nivel cardiovascular.
Cuando se realiza un trabajo cardiovascular antes que un trabajo de fuerza, las calorías que proceden de los lípidos se incrementan hasta el 40% del total.
Cuando se comienza con un trabajo de fuerza y después se procede al trabajo cardiovascular, las calorías que proceden de los lípidos oscilan el 16% del total. Con la duración de la actividad física se va incrementando el porcentaje de grasa empleada mientras desciende el de hidratos.
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